sábado, 10 de septiembre de 2011

El amor

En estos días, previos al décimo aniversario del tristemente famoso 11-S, la televisión no para de emitir una y otra vez las imágenes de aquella tragedia. Lo cierto es que dichas imágenes me parecen más espantosas ahora que cuando las vi por primera vez, quizás porque soy algo más viejo y empatizo más con toda la gente a la que le tocó sufrir aquello.
Pero lo que más triste me ha resultado de todo no son las imágenes sino los sonidos. Todas esas últimas llamadas de gente que sabía que iba a morir y cogía un teléfono para despedirse de sus seres queridos.
Todas ellas tenían un denominador común: eran mensajes de amor. Todo el mundo llama para decir lo que quiere al interlocutor. Son palabras que quizás no pronuncie nunca, sentimientos que tal vez jamás analice, pero que en el momento en que ve que todo se acaba se da cuenta de que es lo más importante de su vida.
Podrían aflorar sentimientos de ira u odio hacia otras personas, pero aparte del paralizante miedo de ver a la muerte a tu lado, el sentimiento que queda es siempre el amor.

Desde que nacemos vamos cubriendo nuestro corazón de capas: la competitividad, la ambición, el egoísmo, los deseos de riqueza y poder, las necesidades inventadas. Llega un momento en que todas esas capas pesan tanto que olvidamos qué era lo realmente importante en la vida: escuchar a nuestro corazón. Ya no se le oye, su apagada voz se ahoga en el ruido de los deseos diarios.

Pero llega un momento en que se acaba la partida y, si tenemos tiempo para pensar en ello, descubrimos lo inútiles que eran todas esas capas, el tiempo que hemos malgastado en recorrer caminos equivocados, la voz por la que siempre tuvimos que haber luchado, para que no se apagara, y que siempre estuvo ahí recordándonos lo importante.
Ojalá pudiéramos oírla antes de que sea la muerte la que tenga que venir a desnudarnos y enseñarnos cuál era la única lección que teníamos que aprender.

2 comentarios:

  1. Wow... tengo los pelos de punta... todo un himno a la vida... felicidades y gracias ; - )

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  2. Yo tambíen te doy las gracias por este reconocimiento al mayor de los sentimientos y al que tenemos muy olvidado, gracias me ha emocionado mucho.

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