sábado, 4 de junio de 2011

La existencia de las ideas

¿Qué existe y qué no? Parece claro que una piedra entra en el primer grupo, podemos verla y tocarla (o golpearnos con ella por si aún nos quedan dudas). Pero, ¿existe una canción? Se nos escapa entre los dedos y nadie puede verla. Pero somos capaces de oírla y reproducirla con nuestra voz así que algo de ella sí existe. Es también una pista en un CD, ondas de presión en el aire, notas sobre un pentagrama. Luego parece que también existe, aunque no pueda ser percibida por todos nuestros sentidos.

Busquemos algo que no exista. Como decían ya algunos filósofos griegos, el hecho de pensar en algo no significa que exista. Una sirena, por ejemplo, podemos representarla en nuestras mentes pero no existen. Es cierto que la naturaleza no las produce, pero podemos dibujarlas o esculpirlas, convirtiéndolas en objetos perceptibles por nuestros sentidos. Pero puede alegarse que eso no es sino un molde, una roca con forma, nunca nuestra idea de sirena. Pero, ¿y si hacemos una película de animación representando nuestra idea de sirena? ¿No supone toda esa información digital de alguna forma su existencia?
Más aún, ¿y si a base de manipular ADN consiguiéramos un día crear una? En ese caso ya no podríamos seguir resistiéndonos a que existe algo que en principio era sólo una idea.
Incluso la idea de algo abstracto como la democracia puede escribirse en un libro o escenificarse sobre un lienzo, y sentimos bastante bien sus efectos como para que sea algo inexistente.

¿Qué es entonces lo que no existe? ¿Aquello en lo que no podemos pensar, lo que escapa a nuestra imaginación? Pero, ¿no es un poco pretencioso creer que sólo existe aquello que nosotros podemos concebir, como si fuéramos nosotros los que creásemos todas las ideas posibles?
Del mismo modo que nosotros podemos transformar en existente aquello que sólo está presente en nuestra imaginación, una hipotética inteligencia extraterrestre puede imaginar y hacer existentes cosas que nosotros no podemos concebir. Así que el hecho de que algo no quepa en nuestra mente no significa que no exista.
Del mismo modo, la idea de democracia existía desde los albores de la vida en nuestro planeta y no fue hasta el desarrollo de nuestra especie cuando esa idea se comprendió. Luego la idea estaba ahí, esperando a que alguien la comprendiera.

Pero entonces estamos dando la vuelta al problema, parecía que las ideas las creábamos y las hacíamos nosotros existentes y ahora resulta que había ideas ya existentes esperando a que nosotros las comprendamos. Esa es la cuestión, si somos el artesano que abstrae y crea ideas o sólo el faro capaz de alumbrarlas.

¿Habrá ideas más allá de las que pueden ser concebidas por todas las inteligencias naturales o artificiales presentes en el universo esperando a ser descubiertas? Las leyes del universo forjan las mentes de sus inquilinos, establecen sus lógicas y marcan los límites de lo que éstos pueden comprender. ¿Habrá ideas esperando a que otros universos exploten creando otras leyes de la naturaleza y puedan dar como fruto inteligencias capaces de comprenderlas?

Tal vez todo exista y el universo no sea sino una ocurrencia, una particularización casual capaz de iluminar sólo una parte de ese todo, un todo que para verse por completo necesita otros faros que sólo otros universos pueden crear.

4 comentarios:

  1. Inmenso, Juanjo, tu post.. inmenso...

    Primero me gustaría diferenciar las que para mi son dos claras acepciones de la palabra existir: La subjetiva percepción humana de las cosas, y la existencia llana y clara de las fuerzas y partículas del universo.

    Dentro de ellas, vamos a fijarnos en la primera, la subjetiva, ya que es la que nos ataña, pero siempre recordando que por encima de ella está la tranquila verdad de la naturaleza.

    La imaginación humana está fabricada por la ley de leyes para poder anticiparnos a los acontecimientos, siendo la representación mas fiel posible del mismo mundo virtualizado en nuestros cerebros. El echo de que podamos añadir ingredientes a esta simulación implica que puedan trasgredir su subjetividad. ¿Como íbamos a imaginarnos un color (como decía Momo)?, pues ahora sabemos que solo vemos una pequeña franja del amplio espectro cromático. ¿Como íbamos a pensar que una misma molécula puede ocupar dos posiciones del espacio, pudiendo estar estas separadas por millones de años luz?... pues la cuántica lo predice.

    El gran Einstein decía: Lo mas incomprensible de este universo es que es comprensible (Frase que cuelga de un cuadro en mi pasillo) Nuestro cerebro es una máquina capaz de escrutar los rincones de la realidad, por diferente a lo esperado que pueda llegar a ser esta.

    Si hay un camino hacia un conocimiento, llegaremos, antes o después (Si es que sobrevivimos lo suficiente) y si no hay camino, es que ese conocimiento no pertenece a nuestro universo, y por lo tanto es absurdo preocuparse por él. No es solo que sea poco práctico, es que no tiene sentido.

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  2. En primer lugar, gracias por tu comentario, así esto no es sólo un monólogo mío ;))

    Supongo que podemos resumir así la cuestión: el universo es un enigma que descubrir y el cerebro la máquina que poseemos para desentrañarlo, ¿seremos capaces de averiguar el misterio, sea éste cual sea, o llegará un punto en el camino en que no podremos ver más allá?

    Tu posición es la más optimista: poco a poco vamos descubriendo pistas y desentrañando el misterio y este avance es imparable, lo que nos queda por descubrir es sólo cuestión de tiempo que sea desvelado. A tu favor, como muy bien dices, está por ejemplo la mecánica cuántica, que siendo algo totalmente “ilógico” ha sido descubierto por nuestra máquina. Ya no sólo entendemos aquello que se asimila a lo que estamos acostumbrados, sino también otras leyes que chocan con nuestra intuición.

    Pero, ¿será siempre así? Del lado contrario, podría argumentarse que nuestra máquina no es sino la evolución de otras máquinas, ¿por qué justamente nuestro salto evolutivo es el que descubre todas las pistas? Los seres equipados con otras máquinas “inferiores” (como los monos) creen que les basta con lo que tienen sencillamente porque no son conscientes de lo que hay más allá, ¿no nos estará pasando lo mismo a nosotros? Si en el futuro se produce otro salto evolutivo, sea en este o en otro planeta, sea a nivel biológico o por inteligencia artificial, ¿no descubrirá cosas sencillamente inaccesibles para nosotros?

    Desconocemos qué significa el 90% de la composición del universo, nuestra máquina está comenzando a entender el misterio pero, ¿no habrá ningún escollo insalvable por nuestra mente en todo ese mundo por descubrir?

    Más aún, sea como sea nuestra máquina, el hecho de estar construida de una forma determinada, ¿no significa que tiene unos límites por definición? ¿No limita cualquier diseño, por muy evolucionado que sea, las cosas que esa máquina puede hacer? Todos los seres tendrían sus límites, sólo por el hecho de ser.

    Otro peligro al que nos enfrentamos es que sólo descubramos una parte del misterio, pero que esta parte sea lógica para nosotros, que todo encaje, y que nos quedemos atascados porque lo que nos falta por descubrir no nos deje pistas.

    Y es que ése es el último de los problemas: para seguir descubriendo, necesitamos que nos dejen pistas, planetas que se muevan, estrellas que se alejen, partículas que choquen… Si nos quedamos sin pistas, si en algún punto de la resolución del misterio las pistas son imperceptibles por nuestra máquina y por todo lo que ella puede crear o imaginar, ¿no nos quedaremos eternamente atascados?

    Y si un día logramos nuestro objetivo, ¿no podríamos seguirnos preguntando qué otros enigmas podrían plantear otros universos y si nuestra máquina podría desentrañarlos? ¿Cuántos enigmas distintos podría haber y en qué consistirían?

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  3. ; - ) Tu y yo somos viejos contertulios sobre este tema, pero eso no le resta ni un ápice de interés.

    Las realidades a las que podemos optar por llegar a estudiar, conocer, comprender y basar en leyes son las que tienen influencias, conexiones, sean estas del tipo que sean, con nosotros mismos.

    Si una realidad nos influye, aunque sea por el fino hilo de una modificación leve en la trayectoria de un leptón, intensamente difícil de detectar, estudiar, reproducir y predecir, puede llegar a ser comprendida. Nuestro cerebro puede llegar a su naturaleza porque puede llegar a esa realidad.

    Si una realidad no nos influye de forma alguna, sea asimilable o no por nuestro cerebro está, de ninguna forma podremos relacionarnos con ella, y por lo tanto nunca seremos conscientes de su naturaleza ni de las leyes que la gobiernan. El caso es que yo creo que eso no debe preocuparnos, ni entretenernos... simplemente está fuera de nuestro universo. Si hay o no algo fuera de él no debe ocuparnos ni un segundo de tiempo, ya que al estar fuera del universo, por la definición de la palabra universo no debe tener importancia para nosotros.

    Aún no hemos dado con nada, dentro del primero de los dos supuestos, que no sea comprensible (aunque queda muchiiiisimo por comprender).

    Estas, como tantas otras son cuestiones que se elevan desde la física hasta la filosofía, siendo una cuestión que depende de nuestra subjetividad, de como enfrentarnos a la posibilidad de que exista algo fuera del universo, antes del Big Bang o dentro de los agujeros negros. Si hay realidades en estos lugares-tiempo y no pueden llegar a influirnos en ningún caso, creo que no debemos llamarlas realidades.

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  4. Yo, por mi parte, no estoy tan seguro que el hecho de detectar una realidad implique que pueda ser comprendida. Tampoco tengo tan claro que aún no hayamos encontrado nada incomprensible.
    Das por hecho que todo lo que no encaja de momento algún día encajará pero yo pienso que puede que no sea así.

    Puede haber relaciones gobernadas por matemáticas demasiado complejas para nuestras mentes, o por lógicas que excedan nuestra capacidad de comprensión.

    Supongo que la base de nuestra discrepancia es que tu crees que como hemos sido capaces de desentrañar misterios que requerían utilizar una lógica diferente a la que estamos acostumbrados (como hizo Einstein en varios campos) esto implica que no puede haber nada que se nos resista.
    Yo por mi parte pienso que hemos dado un gran paso en el camino, pero que puede que llegue un momento en el que no podamos seguir avanzando.

    En cualquier caso aún podemos avanzar y tenemos que esforzarnos en seguirlo haciendo, en seguir arañando esta realidad en la que vivimos y de la que tan poco comprendemos.

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